La religión, tal como generalmente la conocemos, es una serie de creencias, dogmas, rituales, supersticiones,
adoración de ídolos, de amuletos y gurús que le llevarán adonde usted quiera como meta final. La verdad suprema es su propia proyección, es lo que usted desea, lo que le hará feliz dándole certidumbre acerca del estado inmortal. Así, la mente atrapada en todas estas cosas crea una religión, una religión de dogmas, de prácticas sacerdotales, etc.; en eso está usted atrapado y la mente se estanca. ¿Es religión eso? La religión, ¿es una cuestión de creencia, de conocimiento acerca de las experiencias y afirmaciones de otras personas? ¿Es religión el mero seguimiento de preceptos morales? Usted sabe, es comparativamente fácil ser moral: «Haz esto y no hagas aquello». Debido a que es fácil, usted puede imitar un sistema moral. Detrás de esa moralidad está al acecho el «yo», creciendo, expandiéndose, agresivo, dominador. ¿Es religión eso? Usted tiene que descubrir qué es la verdad, porque eso es lo único que importa, no si es rico o pobre, o si está felizmente casado y tiene hijos, porque todo ello tiene un final, está siempre la muerte. Por lo tanto, sin ninguna forma de creencia, debe descubrir eso; debe tener el vigor, la autoconfianza, la iniciativa como para saber por sí mismo qué es la verdad, qué es Dios. La creencia no le dará nada; la creencia sólo corrompe, ata, oscurece. La mente puede ser libre sólo gracias a su propia vitalidad, sólo confiando en sí misma.
Jiddu Krishnamurti . El Libro de la Vida .