Ésa es, en realidad, la obra del hombre nuevo durante su permanencia en el desierto:
conseguir de lo alto una llave poderosa para atar al enemigo en sus cavernas tenebrosas, separar lo puro de lo impuro, como se le había ordenado a los hebreos, devolver la respiración del aire celeste y Divino a este amigo fiel, a quien el primer hombre hacer respirar continuamente un aire infecto desde el crimen. Finalmente, es su misión arrancar de las manos del enemigo las partes de los tesoros Divinos y las chispas de la propia verdad que en otras ocasiones le hemos dejado robar, cuando hemos abierto imprudentemente nuestra puerta superior, si tomar la precaución de ahuyentar al enemigo a sus abismos y cerrarle con cuidado ¡a puerta inferior.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .