No busquemos otro jefe. ¿No es él quien ha llamado al alma del hombre y

le ha dicho: sobre esta piedra edificaré mi iglesia?. Pero nuestra alma abarca e impregna todo nuestro ser, lo mismo que el espíritu del Señor abarca e im- pregna todo el universo. Por eso, cada parte de nosotros, cada una de nuestras facultades, cada uno de nuestros pensamientos, cada uno de nuestros movi- mientos pueden convertirse en otras tantas iglesias en las que se honre por siempre el nombre del Señor. Por eso es por lo que el nombre del Señor será alabado desde Oriente hasta Occidente, de Norte a Sur y en toda la superficie de la tierra. Esas serán las funciones de este recién nacido, al que el espíritu acaba de darle el día, pues su ministerio se propagará en el cuaternario, con lo que el hombre tendrá que dedicarse a las funciones Divinas en el ángulo de Oriente; a las funciones espirituales, en el ángulo del Norte; a las funciones de orden mixto, en el ángulo del Oeste, y a las funciones de la justicia, de la lucha y del juicio, en el ángulo del Sur. Después vuelve sobre sus pasos, para purifi- car y santificar de nuevo las regiones y hacerlas parte de sus triunfos, para venir a continuación a rendir homenaje al universo triunfante, sin el cual no habría ningún conquistador.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice