Las ausencias de partículas densas en su cuerpo astral le eximen además de responder a

las seducciones de objetos inferiores del deseo. Semejantes tentaciones no pueden alcanzarle y se separan de él. Todo el cuerpo vibra solamente para responder a las más elevadas emociones; el amor se derrama en abnegación y la energía se yugula por la paciencia. Dulce, tranquilo, sereno, lleno de fuerza, pero sin agitación alguna, tal es el hombre a quién “todos los siddhis están prontos a servir” (I) (Aquí predomina la guna sáttvica, la cualidad de armonía, felicidad y pureza. Los siddhis son los poderes hiperfísicos.).

Annie Besant . La sabiduría antigua .

Índice