Todos debemos reconocer que no hay más que una Ley, una Aspiración, una Verdad, un

Reino de la Felicidad; y que sólo podréis entrar en este Reino si vivís de acuerdo con aquella Ley, equivalente al reconocimiento de la unidad de la vida, de la unidad esencial de todas las cosas. Este concepto (al menos respecto a mí) me infunde el intenso sentimiento de que nada tiene real importancia; me da la sensación de absoluta certeza que seguramente infunde el sentimiento de absoluta paz interna, imposible de quebrantar, que nadie puede sustraer ni pueden trastornar mis transitorios infortunios, mis transitorios sufrimientos, ni puede cesar aunque pierda el afecto ajeno o la estimación de las muchedumbres; porque es mi propia flor, mi propia creación, mi tesoro que nadie en el mundo me puede arrebatar.

Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .

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