Justo cuando la juerga llegaba al clímax, Gurdjieff se separó bruscamente y empezó a ordenar

a gritos que cesara la celebración. Proclamó que la lección se había cumplido cabalmente, que los invitados habían verificado sobradamente con su comportamiento la validez de las observaciones que había hecho antes; que gracias a él ahora eran parcialmente conscientes de su verdadera condición y que aceptaría gustosamente cheques y efectivo como pago de esta importante lección. Peters comprobó, sin sorpresa, conociendo a Gurdjieff, que la recaudación ascendía a varios miles de dólares.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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