Sentados estos fundamentos, pasamos a considerar la evolución de la vida consciente en la forma

atómica, y vimos que en cada átomo evolucionaba conscien¬temente un tipo superior de conciencia, y que la conciencia humana se distingue de las otras formas inferiores en que es autoconsciente; que el hombre es una inteligente volun¬tad que ejecuta conscientemente cada acción, y se da cuenta de lo que lo rodea, actuando en definida línea de actividad con un particular objetivo. La autoconsciencia del hombre conduce a algo más elevado, a la conciencia del gran Espíritu planetario, que puede describirse mejor como conciencia grupal. A medida que avanza la evolución, el hombre pasará de la etapa de la autoconsciencia en que nos hallamos ahora, ustedes y yo, al conocimiento de lo que significamos por conciencia grupal, algo prácticamente desconocido, excepto como un hermoso ideal, un sueño que se materiali¬zará en un lejano futuro. La conciencia grupal conducirá lógicamente a lo que a falta de mejor término, llamamos conciencia de Dios, aunque desapruebo el empleo de la pala¬bra Dios debido a que ocasiona muchas discusiones entre los distintos pensadores de la familia humana. Estas diferencias se fundan mayormente en las distintas fraseologías y tér¬minos que se emplean para expresar ideas fundamentales y los varios métodos de organización. Cuando el científico habla de fuerza o energía, el cristiano de Dios y el hinduísta emplea términos análogos a 'yo soy ese yo soy', o el yo, todos se refieren a la misma Vida una, y pierden el tiempo en el intento de demostrar el error ajeno y la exactitud de su pro¬pia interpretación.

Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .

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