Buda tenía un discípulo llamado Subhuti... Buda fue un maestro muy afortunado: tuvo discípulos con

un potencial tremendo. Algunos de ellos eran realmente seres excepcionales. Subhuti era uno de esos seres excepcionales que estaba justo al borde del estado búdico: solo un paso más y sería un buda. Estaba llegando a casa, yendo a casa en todo momento, cada vez más cerca del centro, donde el ego desaparece y nace Dios, donde mueres y nace la totalidad. Cuando la parte desaparece en la totalidad, cuando el cosmos tiene lugar y entonces ya no eres una entidad separada, que tiembla asustada de la muerte, entonces formas parte de este juego eterno de la existencia. Él estaba al borde. Era uno de los discípulos más silenciosos de Buda. Era tan silencioso que las escrituras dicen que casi se había vuelto ausente. Venía y nadie se percataba de él. Pasaba y nadie se daba cuenta de que había pasado. Era una brisa muy silenciosa... Normalmente, quieres que se fijen en ti. Si no se fijan en ti, te sientes herido. Quieres atención. ¿Quién quiere atención? La atención es el requerimiento del ego, el ego se alimenta de ella. De manera que si no se te da atención, si llegas y nadie se fija en ti, si pasas y nadie dice: «Buenos días. ¿Qué tal estás?», como si no hubieras pasado..., te sentirás herido. Empezarás a pensar: «Así que piensan que no soy nadie, ¡pues le enseñaré a esta gente quién soy!».

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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