Creemos que necesitamos tiempo para cambiar de ‘esto’ a ‘aquello’. Las palabras mismas ‘cambio’ y

‘esperanza’, intrínsecamente implican tiempo. Uno puede entender que el tiempo es necesario para viajar, para llegar a un puerto, para aterrizar después de un largo vuelo hasta el lugar deseado. El lugar deseado es el futuro. Eso es bastante obvio, y el tiempo es necesario en el reino del logro, de la ganancia, de la eficiencia en alguna profesión, en una carrera que exige adiestramiento. Ahí, el tiempo no sólo parece necesario, sino que tiene que existir. Y este mismo movimiento, este devenir, lo extendemos al mundo de la psique. Pero, ¿existe en absoluto un devenir psicológico? Nunca cuestionamos eso. Lo hemos aceptado como algo natural. Las religiones, los libros evolucionistas, nos han informado que necesitamos tiempo para cambiar de ‘lo que es’ a ‘lo que debería ser’. La distancia cubierta es tiempo. Y hemos aceptado que hay cierto placer y dolor en el llegar a ser no violento cuando uno es violento, que alcanzar el ideal requiere de una enorme cantidad de tiempo. Y hemos seguido ciertamente este patrón todos los días de nuestra vida, lo hemos seguido sin cuestionarlo jamás. No dudamos. Seguimos el viejo patrón tradicional. Y tal vez ésa sea una de las desdichas del hombre la esperanza de realización, y el dolor de ver que esa realización no se alcanza, no se obtiene fácilmente. ¿Existe realmente el tiempo en el mundo psicológico -o sea, cambiar eso que es, en algo por completo diferente? ¿Por qué existen en absoluto los ideales, las ideologías, ya sean políticas o religiosas? ¿No es éste uno de los conceptos divisivos del hombre que han generado conflicto? Después de todo, las ideologías, la derecha, la izquierda o el centro, son creadas por el estudio, por la actividad del pensamiento que sopesa, juzga y llega a una conclusión cerrando así la puerta a toda investigación mas completa. Las ideologías han existido tal vez tanto como el hombre puede recordar. Son como la creencia o la fe, que separan al hombre del hombre. Y esta separación se origina a través del tiempo. El ‘yo’, el ego, la persona, de la familia al grupo, a la tribu, a la nación. Uno se pregunta si las divisiones tribales podrán superarse alguna vez. El hombre ha tratado de unificar las naciones, que son realmente una forma glorificada del espíritu tribal. No podemos unificar las naciones. Siempre seguirán estando separadas. La evolución genera grupos separados. Y nosotros continuamos con las guerras, las religiosas y las otras. Y el tiempo no ha de cambiar esto. El conocimiento, la experiencia, las conclusiones definidas, jamás producirán una comprensión global, una relación global, una mente global.

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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