La mayoría de los hombres han debido experimentar más o menos, en tal caso, ese
temor indefinible, ese dolor, al aproximarse un invisible no sé qué, el sentimiento de una presencia misteriosa, de no estar solo. Este sentimiento procede, en parte, de una hostilidad que anima al mundo elemental natural contra la raza humana, hostilidad debida a la reacción sobre el astral de las fuerzas destructoras puestas en juego por la humanidad en el plano físico.
Annie Besant . La sabiduría antigua .