En la ya citada obra: Conflictos entre la religión y la ciencia, se muestra Draper

algo distanciado de la justicia, al achacar tan sólo al clero los impedimentos con que tropieza el progreso de las ciencias; pero sin menoscabo de la admiración debida al insigne escritor, observaremos que, aparte de la enemiga mostrada por el clero a los descubrimientos enumerados en la obra, no debió pasar por alto la oposición de todo inventor hubo de encontrar en los científicos. Dice bien Draper en pro de la ciencia, que “saber es poder”; pero los abusos del poder son igualmente perniciosos, ya provengan del extravío de la sabiduría, ya de las obcecaciones de la ignorancia. Además, el clero no tiene hoy la fuerza que tuvo en otras épocas, y sus protestas no harían mella en el mundo científico. Sin embargo, mientras los teólogos se mantienen tras cortina, los científicos han empuñado a dos manos el cetro del despotismo y lo blanden como espada del querubín puesto a la entrada del Edén, para alejar a los hombres del árbol de vida mortal, y retenerlos en el mundo de perecedera materia.

H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .

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