En el ardor de nuestro celo y en la ignorancia que tenemos de todo el

alcance de la prueba, le decimos: Señor, estoy preparado para ir contigo a prisión e incluso a la muerte. Pero el espíritu, que nos conoce mucho mejor de lo que nosotros podemos conocernos, contesta: «Pedro, yo te aseguro hoy que, antes de que cante el gallo, habrás negado por tres veces que me conoces, porque el espíritu ve descubiertos todos los planes de los movimientos de los seres, porque este espíritu ve nuestra debilidad y la inclinación que tenemos a serle infieles y que, como el pecado primitivo tiene un carácter triple y él ha realizado en nosotros una muerte triple, nosotros repetimos este pecado triple y esta infidelidad triple en nuestras pruebas particulares, hasta que, después de cantar el gallo tres veces, como para anunciarnos ese desafortunado triunfo de la materia sobre nosotros, volvamos a nosotros mismos y, como hizo Pedro, derramemos lágrimas por nuestro pecado y por nuestra cobardía.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

Índice