Esta es “la morada no construida con manos, la morada eterna en los cielos” de

que habla San Pablo, el gran iniciado cristiano, que encomia la caridad y el amor puro sobre toda virtud, porque ella únicamente contribuye en la tierra a edificar esa gloriosa morada. Por análoga razón los budistas llaman a la separatividad “la gran herejía”, y por eso también la “unión” es el fin que se proponen los indos. Alcanzar la liberación, es libertarse de las limitaciones que nos dividen, y del egoísmo, raíz del mal, que una vez desaparecido, extingue para siempre el sufrimiento.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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