Lo mismo se puede hacer por los negocios o asuntos que no estén manifestando todo

el orden y armonía que se desee. Puedes ponerte de pie (porque esto te hace sentir la autoridad) e invocar a tu gran presencia «YO SOY» y mandarla al mundo de tus negocios. Ordénale que consuma todo lo que no sea igual a ella misma y que lo reemplace con la perfección de Dios que «YO SOY». Ordénale que se mantenga a sí misma, que manifieste su autoridad incesante y que limpie tu mundo de toda cosa discordante. Y terminas declarando: «YO SOY LA SUPREMA AUTORIDAD, DIOS EN ACCIÓN».

Saint Germain . El Libro de Oro de Saint Germain .

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