La experiencia deja una huella, esto es un hecho obvio. Usted me ha insultado y
mi reacción a ese insulto ha dejado un recuerdo; la próxima vez que me encuentro con usted lo encaro con el recuerdo, y el encontrarme con quien me ha insultado hace que ese recuerdo se torne más denso; o si me ha ensalzado, si me ha dicho: “¡Qué persona maravillosa es usted!”, esa lisonja deja nuevamente una huella, un recuerdo, y la próxima vez que me encuentro con usted hay un fortalecimiento de ese recuerdo; nos hacemos amigos. La experiencia ha dejado huellas, tanto agradables como desagradables. Ahora bien, ¿podemos vivir la experiencia, pasar por ella mientras ocurre, de modo que cuando usted me insulta yo reciba ese insulto de manera tan completa que no deje en absoluto ninguna huella en la mente, que no deje ningún recuerdo? ¿O, del mismo modo, cuando usted me alaba, que esa alabanza no deje ninguna huella? Eso implica que la mente ya no está acumulando experiencias. Tengan la bondad de comprender la esencia de esto. La mente, cuando recibe el insulto o la alabanza, está tan clara, es tan aguda, que se enfrenta a eso totalmente porque ha rechazado la experiencia. Por favor, háganlo la próxima vez, háganlo, no sólo “traten” de hacerlo ni lo hagan “lo mejor que puedan”, sino háganlo realmente porque comprenden con mucha claridad que la experiencia jamás libera la mente.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .