Ante todo es preciso comprender con claridad cuál es, en el Karma, el elemento que
nos sujeta. Dirigiendo el alma sus energías hacia lo exterior, se sujeta hacia cualquier objeto, y por este lazo se encuentra un día sujeta al lugar donde su deseo pueda realizarse por la unión con el objeto cualquiera, tendrá que volver al lugar en donde pueda gozar de ese objeto. El buen Karma sujeta al alma tanto como el malo, porque todo deseo, ya tenga por objeto las cosas de aquí abajo, ya las alegrías celestes, debe atraer al alma hacia el lugar de su satisfacción. La acción está movida por el deseo; y un acto se efectúa no por él mismo, sino por algún objeto deseado, con el fin de conseguir los resultados, o en términos técnicos, a fin de “gozar del fruto de la acción”.
Annie Besant . La sabiduría antigua .