El deseo y el placer terminan en dolor, y en el amor no hay dolor.
Lo que sufre es el pensamiento, el pensamiento que da continuidad al placer, lo nutre y le comunica fuerza. El pensamiento busca perpetuamente el placer y, de ese modo, invita al dolor. La virtud que cultiva el pensamiento es el recurso del placer, y en ello hay esfuerzo y logro. La bondad no florece en el suelo del pensamiento sino en la libertad con respecto al dolor. La terminación del sufrimiento es amor.
Jiddu Krishnamurti . Encuentro Con la Vida .