Tan sólo podréis oír aquella Voz, sus claros tonos y su imperiosa autoridad si tenéis
esta cultura, este interés, este entusiasmo. Tal es la razón por la que yo trato siempre de impulsar. Si hemos de atender a los aspectos físicos de la vida, a la belleza, la pulcritud y la comodidad, es de primordial necesidad tener cultura mental y emocional. Podréis engalanar el cuerpo tan hermosamente como os plazca, pero mientras vuestra mente y vuestras emociones estén incultas no seréis capaces de oír aquella Voz. No quiero decir que no hayáis de vestiros con pulcra elegancia y belleza, sino que es muchísimo más importante el perfecto refinamiento y sentido de cultura emocional y mental. Nada hay en el mundo más agradable, más satisfactorio y deleitoso que este sentimiento de nobleza; y quisiera poder comunicaros el interés de adquirir esta nobleza, esta insistente demanda de vuestra alma. Doquiera estéis, en la escuela, en la tribuna o en la vida ordinaria, si mantenéis esta actitud mental y vuestro oído anhela oír la Voz, poco importa lo que seáis, la clase, tipo, el temperamento a que pertenezcáis o la religión que profeséis. Después de todo, estas visiones y diferencias no son más que señales del transitorio mundo. No necesito que nadie me diga lo que soy, mientras yo sepa que soy libre, dichoso y honrado. No necesito ajena autoridad. Los que de entre vosotros están todavía inseguros y se afanan por las mezquinas cosas de la vida, necesitan la autoridad y el favor de otros; de ahí el establecimiento de una nueva ortodoxia.
Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .