YO TENÍA UN AMIGO CON MUCHO DINERO. NO era de familia rica, sino todo lo

contrario; su padre era muy pobre, y nos hicimos amigos cuando era pobre. Fue adoptado por una de las familias más ricas de la India, que no tenía hijos. Ese hombre se hizo rico, el más rico de la India, y tendría que haberlo disfrutado. No habría acumulado tales riquezas ni aunque hubiera trabajado durante cientos de vidas. Y de repente se vio con todo ese dinero, pero no era feliz. Quería más. No le bastaba con el dinero; también quería ser un gran líder. Y como tenía dinero, combatió en la campaña electoral y lo eligieron diputado. Pero no le pareció suficiente: quería formar parte del gobierno, y gracias a su dinero llegó a viceministro. Tampoco se conformó con eso. Un día me dijo: —Quiero ser ministro. Yo repliqué: —¿Crees que te conformarás con eso? —Creo que sí. —Eso piensas ahora, pero cuando seas ministro no pensarás lo mismo. Fue nombrado ministro e inmediatamente vino a verme y me dijo: —Tenías razón. El día mismo en que fui nombrado ministro mi mente me dijo: «Has recorrido un largo camino, y llegar a presidente del país no queda demasiado lejos. Solo te faltan unos cuantos pasos más». Pero tengo tantas preocupaciones, tantas tensiones, que ni siquiera puedo dormir, ni disfrutar de nada. Mientras como, pienso en la política, mientras hago el amor con mi mujer, pienso en la presidencia. Se me ha liado todo. Ayúdame a encontrar la paz mental. Yo le dije: —Primero, ministro. Después, tu mente dice: «Tienes que ser presidente del país». Si sigues haciendo caso a la mente, no tendrás paz. Si deseas paz, deja de hacerle caso y olvídate de todas esas cosas que has logrado haciéndole caso. Cuando eras pobre eras un hombre feliz, alegre. No tenías nada, pero sí un ser maravilloso. No estoy diciendo que tires el dinero, sino que no permitas que te domine la mente. Así tendrás paz estés donde estés.

Osho . El libro del ego .

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