Esto no es solo así con las gallinas. Esto es así con cualquier mujer..., cualquier

madre, incluso la madre humana. Puede que haya una tormenta y que no la oiga y que no se despierte. Pero si su hijo empieza a llorar o simplemente a moverse, ella se despertará inmediatamente, como si sus oídos estuvieran enfocados en el niño continuamente. Pasará un tren y ella no se despertará, pasará un avión y no se despertará. Pero si el niño muestra cualquier signo de inquietud, ella estará inmediatamente alerta: sus oídos escuchan totalmente al niño; está conectada corazón-a-corazón con el niño a través de sus oídos. Está continuamente escuchando, como si pudiera oír los latidos mismos del corazón del niño. Y éste es el camino para todos los meditadores: estar conectado con el oído, tan profundamente que puedas oír tu respiración, tus latidos. Al principio podrás oírla porque es caótica. Pero si sigues escuchando, escuchando, escuchando, el esfuerzo mismo de escuchar hará que se calme. Y cuando tu escucha es profunda, cuando te has vuelto hábil y sabes ser consciente, todos los tonos, todos los sonidos desaparecen. Y hay momentos en los que la respiración se detiene. Y esos son los grandes momentos de éxtasis, entendimiento, satori, samadhi.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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