Así, cuando no está estimulado por esas vibraciones astrales, queda casi inerte y aun responde
con pereza al estímulo. No engendra interiormente ninguna actividad definida, y sólo los choques del mundo exterior pueden provocar una respuesta clara. Cuanto más violentas son, tanto más contribuyen al progreso del hombre, pues cada vibración responsiva acelera el desarrollo embrionario del cuerpo mental. Los placeres tumultuosos, la cólera, la ira, los sufrimientos, el terror, todas estas pasiones producen terribles torbellinos en el cuerpo astral y suscitan débiles vibraciones en la materia del cuerpo mental.
Annie Besant . La sabiduría antigua .