Pausadamente, con gran paciencia, el amanecer se inicia en el profundo silencio de la noche,

silencio que rompen la paloma torcaza y el ulular de un búho. Hay numerosos búhos aquí llamándose unos a otros. Y los cerros y los árboles están empezando a despertar. El alba comienza en medio del silencio, cada vez más luminosa, mientras el rocío cubre las hojas y el sol va asomando sobre el cerro. Sus primeros rayos quedan atrapados en aquellos árboles altísimos, en ese viejo roble que ha estado ahí por mucho, muchísimo tiempo. Y la paloma torcaza empieza con su suave y lastimero llamado. Al otro lado del camino, más allá de los naranjos, se escucha el reclamo de un pavo real. Incluso en esta parte del mundo hay pavos reales, al menos unos pocos. Y el día ha comenzado. Es un día maravilloso; tan nuevo, tan fresco, tan vital y pleno de belleza. Es un nuevo día, sin recuerdo alguno del pasado, sin el llamado de algún otro día.

Jiddu Krishnamurti . El Último Diario .

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