Por lo demás, la razón de este error común no parece muy difícil de descubrir:
aquellos cuyo horizonte intelectual no va más allá de las concepciones filosóficas occidentales se imaginan de ordinario que, allí donde no es cuestión de creación, y donde es manifiesto, por otra parte, que ningún asunto hay con teorías materialistas, no puede haber más que «panteísmo». Ahora bien, se sabe cuan frecuentemente se emplea este término disparatadamente en nuestra época; representa para unos un verdadero espanto, hasta tal punto que se creen dispensados de examinar seriamente aquello a lo que se han apresurado a aplicar dicho término (y el uso tan corriente de la expresión «caer en el panteísmo» es bien característico a este respecto), mientras que, probablemente a causa de eso mismo más que por cualquier otro motivo, los otros le reivindican de buena gana y están dispuestos a hacerse del mismo como una especie de bandera. Está pues bastante claro que lo que acabamos de decir se vincula estrechamente, en el pensamiento de unos y otros, a la imputación de «panteísmo» dirigida comúnmente a las mismas doctrinas orientales, imputación de la cual hemos mostrado frecuentemente la entera falsedad, inclusive la absurdidad (puesto que el panteísmo es en realidad una teoría esencialmente antimetafísica), como para que sea inútil volver a ello todavía una vez más.
Ariza Francisco . Apercepciones sobre el esoterismo islámico y el Taoísmo .