A pesar de no haber hecho caso ninguno los protestantes de los decretos y encíclicas
del papa ni de las invitaciones a los concilios ecuménicos ni de las excomuniones despectivamente recibidas, persiste la iglesia romana en su temeraria conducta, que llegó a grado máximo de insensatez cuando en 1864 excomulgó Pío IX con público anatema al emperador de Rusia por cismático indigno de pertenecer al gremio de la Iglesia católica (42). Sin embargo, desde la conversión de los eslavos al cristianismo, no han consentido ni los zares ni el pueblo ruso unirse a la iglesia de Roma. ¿Por qué no alega también el papa jurisdicción eclesiástica sobre los budistas tibetanos o sobre los espectros de los antiguos hyk-sos?.
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .