Evidentemente resulta difícil encarar el tema, pero ¿por qué es tan difícil? En último análisis,
encontramos que la dificultad reside en los prejuicios que existen en la mente de los hombres y en la convicción interna de que su punto de vista particular es lógicamente el correcto, porque viven y actúan de acuerdo al mismo, lo cual les basta; esto se basa en el hecho de que el sexo es uno de los impulsos primitivos fundamentales, uno de los instintos sustanciales y, por lo tanto, el factor dominante de la parte animal de la naturaleza del hombre, y también en la excesiva intimidad del tema, intimidad trasmutada en un secreto indecente durante los períodos en que la raza sufría un excesivo puritanismo y prostituyó una función natural y la convirtió en un misterio lascivo. Esta intimidad relacionada con el tema del sexo fue la causa de que se lo considerara como algo que no debía mencionarse y un tópico que las personas decentes no debían tratar, en lugar de ser un proceso tan instintivo y natural como beber y comer. Sin embargo esta función no ha sido llevada al ritmo de la vida diaria ni considerada como algo que debe seguirse y satisfacer cuando surge la necesidad y la demanda razonable. Aquí reside la gran diferencia y ofrece una clave al problema. Por otra parte la dificultad quizás radique en los muy diversos conceptos que los hombres tienen sobre el tema, que abarcan desde la promiscuidad irregular, a la monogamia, dando por resultado la cruel imposición y restricción en las mujeres y el libertinaje desenfrenado en los hombres. Al margen de estas dificultades y como resultado de tales actitudes erróneas, respecto a lo legal y lo ilegal, al libertinaje y a las restricciones, se han producido focos de infección (si así puedo denominarlos) en nuestra civilización. De allí el relajamiento moral fundado en la incertidumbre, los "distritos de tolerancia", lamentable contemporización de las tendencias viciosas y deseos insatisfechos; los divorcios, que han devastado la vida de la familia y con el tiempo socavarán la vida nacional (de la cual cada familia debería ser una parte sustancial), y el constante aumento de las enfermedades como resultado de la prevaleciente promiscuidad y las numerosas relaciones ilícitas. También existe un factor psicológico muy importante. Este hecho es la actitud militante expresada por muchos grupos que tratan de imponer a sus semejantes sus propias ideas y peculiar solución al problema.
Alice A. Bailey . El Sexo .