Pero no hagáis después como tantos desdichados que han dejado que se borren los signos
de este dracma por los poderes de la lima. Su acuñación ya no lleva la efigie del príncipe. Esa acuñación ya no puede circular y deja al hombre en la miseria más afrentosa. Buscad, por lo menos, si os quedan algunos medios de escapar de la muerte. Escuchad.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .