Pues el rocío que Dios hace que baje al hombre está compuesto de accio- nes
completamente vivas, completamente formadas, completamente termina- das, como tantos guerreros armados de pies a cabeza o como tantos médicos poderosos que tienen en su mano la ambrosía o como tantos ángeles celestia- les que irradian por dentro y por fuera santas y puras luces de vida. Y el hom- bre, destinado a ser el objeto y recipiente de tantos beneficios, advierte por su inteligencia, en medio de este rocío sagrado, la mano suprema del Dios res- plandeciente de gloria que quiere tomarlo al término de esta incomparable munificencia, pues es cierto que la palabra divina no puede venir a nosotros sin crear a la vez todo un mundo.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .