Estoy en contra de la represión, de manera que, ¿cómo va a ser posible el

desenfreno en este lugar? Le corto su misma raíz. Si un hombre está comiendo de manera sana, no se desenfrena al comer. Si está disfrutando su comida, no se desenfrena, no come demasiado. De hecho, porque ama su cuerpo, ama su comida; tiene siempre mucho cuidado. Atiborrar el cuerpo demasiado no es el gesto de alguien que ama su cuerpo, es una señal de que lo considera su enemigo. Al cuerpo se le puede matar de dos maneras: mediante la inanición o atiborrándolo demasiado; pero ambas cosas son señal de enemistad. La persona que ama su cuerpo, alguien que respeta su cuerpo como un don de Dios, no puede hacer ninguna de esas dos cosas. Ni ayunará ni se desenfrenará con la comida. Y lo mismo es cierto en relación con el sexo y con todo. El desenfreno lo han creado los sacerdotes, porque ellos crean la represión. Una vez que creas la represión, la gente empezará a desenfrenarse. Cuanto más se reprime un deseo, más quiere manifestarse. ¡Se vuelve loco, se vuelve agresivo! Cuando se le permite su flujo natural, cuando es aceptado, cuando no se lucha con él, llega un equilibrio. De manera que déjeme decirle, señor, que éste es el único lugar, quizá el único lugar en el mundo entero, en el que el desenfreno es imposible. Sí, cuando llega la gente, al principio, durante unos pocos días se desenfrena, pero yo no soy el responsable de ello. Los sacerdotes, los políticos, los puritanos, los moralistas —Morarji Desai, etcétera—, ellos son los responsables. Yo no le he estado enseñando a la gente a reprimir; la gente que ha estado predicando la represión es la responsable de ello. Y cuando las personas llegan a mí, llegan con todos esos condicionamientos, de modo que cuando les digo que se relajen, naturalmente empiezan a desenfrenarse un poco. Pero ¿durante cuánto tiempo puedes desenfrenarte? Cuando te relajas realmente, tarde o temprano se alcanza el equilibrio. En el momento en que se alcanza el equilibrio, no hay represión ni desenfreno. Pero entiendo la pregunta: a la persona mal llamada religiosa le parecerá que mi gente equilibrada, normal, natural, está desenfrenada. Piensa en alguien que está ayunando y tú estás desayunando, y él pasa junto a ti: el aroma del café, y el olor del pan y la mantequilla, y la alegría en tu rostro..., ¿qué crees que pensará de ti? Pensará que estás desenfrenado, que sufrirás en el infierno: «Puedes seguir desenfrenándote unos días más, luego lo veré. Cuando estés sufriendo en el infierno, entonces lo sabrás. Tendrás que pagar de muy mala manera por lo que estás haciendo.» Estos son los pensamientos que hay en su mente. Esta es la manera en que se protege a sí mismo, ésta es la manera en que se reprime. Empieza a pensar que eres antinatural porque él es antinatural. ¡Disfrutar tu desayuno no es antinatural en absoluto! Y el hombre que disfruta su comida nunca come demasiado: no puede, es imposible. ¿Has visto alguna vez animales salvajes que estén gordos? Ahora bien, nadie les está enseñando naturopatía y nadie les está enseñando dietas y nadie les está enseñando a ayunar. Nunca encuentras un animal salvaje gordo. Digo deliberadamente animal salvaje; no estoy hablando de los zoos, porque en los zoos es diferente: los animales empiezan a imitar al hombre. En los zoos puedes encontrar animales gordos, feos, pero no en estado salvaje. ¿Por qué? Porque un animal simplemente ama, disfruta su cuerpo, come hasta el punto en que el cuerpo está satisfecho, ni un bocado más. Y sí, a veces sucede que el animal ayuna también, pero no conforme al jainismo. Si siente que el cuerpo está en un estado tal que no puede tomar comida, que está enfermo y es perjudicial cargar el cuerpo, éstos son instintos naturales: no come. A veces, puede incluso que el animal intente vomitar, aligerarse. Un perro irá a comer hierba, eso le ayuda a vomitar. Y no puedes persuadirle para que coma hasta que vuelve a estar sano. Éstos son instintos naturales. Los sacerdotes han contaminado al hombre tanto que éste ha olvidado todos sus instintos naturales. Ahora vive conforme a ideas. Tiene que ayunar porque sigue cierta filosofía de ayunar. No escucha al cuerpo; el cuerpo está hambriento y él ayuna. Y luego, a veces, el cuerpo no tiene hambre en absoluto y él come. Sigue perdiendo contacto con su cuerpo. Quiero que bajes de tu mente a tus sentidos. Vuelve a entrar en tus sentidos. Yo te predico el cuerpo: el cuerpo es hermoso, divino. Vuelve al cuerpo, deja que el cuerpo vuelva a estar vivo, y se ocupará de sí mismo. No tienes que preocuparte por él. El cuerpo tiene un programa congénito para mantenerte sano, para mantenerte vivo, para mantenerte vibrante, para mantenerte joven, fresco. El cuerpo tiene un programa congénito: no necesitas aprender nada sobre él en libros y enseñanzas. De manera que cuando la gente viene a mí, al principio puede que se desenfrene, pero yo no soy el responsable de su desenfreno. Los sacerdotes, las gentes que la han condicionado son las responsables. Si estas personas pueden estar aquí conmigo unos pocos días, tarde o temprano se restaura el equilibrio. Y con el equilibrio llega la tranquilidad, la calma, una alegría sutil y una naturalidad sutil.

Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .

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