Alma humana, llénate de confianza y piensa en los beneficios que obten- drías si quisieses
sacarles provecho. El enemigo no tiene más que una puerta para acercarse a ti y esta puerta puedes cerrarla todavía cuando quieras. Pero, para ti, tus fuerzas pueden desarrollarse en todos los sentidos, porque tú eres el centro y te mantienes en el centro universal. De ti es de quien hablaba el repa- rador cuando decía: lo mismo que me ha enviado mi padre, que está vivo, y yo vivo por mi padre, así vivirá también por mí el que me coma. Pero comer al reparador es transmutar todas las substancias en las obras y la actividad de su espíritu y actuar de tal modo que este espíritu eterno y Divino penetre en todas tus facultades, lo mismo que los jugos de tus alimentos groseros penetran en todas las fibras de tu cuerpo.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .