Dije en otro lugar ("Problemas Peligrosos Cap. IX. "La justicia humana y la justicia divina")

que la familia es la fórmula de bien administras instintos, pero la verdadera espiritualidad estriba en superar los instintos mismos. Y este problema conviene planteárselo en esta etapa, para que el sentimiento hacia la familia se convierta en verdadero "amor" y por consiguiente en una actitud "completamente desinteresada". Y esto será el principio del amor hacia los demás seres, para lo cual, evidentemente, no basta cultivar un sentimiento de simpatía, sino que hay que calar más hondo, recurriendo, si es necesario, a buscarlo por el camino del "deber" y de la justicia", que al fin son "actitudes inteligentes" del amor y eluden "la afección al goce del amor humano" que es el verdadero obstáculo en el Sendero.

Eduardo Alfonso . La iniciación .

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