La belleza de la expresión negativa es que nunca permite ninguna satisfacción, ninguna gratificación a
tu ego. Ése es el peligro del lenguaje positivo. Si dices Aham Brahmasmi: «Soy Dios»; Ana'l haq: «Soy la verdad», el peligro es que la verdad puede volverse secundaria y el «yo» puede volverse primario. La verdad puede convertirse en tu sombra; el énfasis puede empezar a concentrarse en la palabra «yo»: «Yo soy Dios». Si el énfasis permanece en Dios y el «yo» sigue siendo simplemente una sombra de Dios, está perfectamente bien. Pero eso es muy difícil. El «yo» es muy astuto; las formas del ego son muy sutiles. Aprovechará la oportunidad, se lanzará sobre la idea. Dirá: «Sí, yo soy Dios y nadie más lo es. Yo soy la verdad y todos los demás son una mentira.» Pero entonces no lo habrá entendido en absoluto.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .