Además, tendrá la sabia precaución de no atreverse jamás a acercarse por sí mismo a

las ceremonias santas, sin que sienta que el templo está preparado, que todas las lámparas están encendidas, que el fuego del espíritu ha traspasa- do sus paredes, sus cimientos, sus columnas, y ha decorado todas las partes de este templo de una manera digna del sacrificador que debe dirigirse a él y de los santos misterios que en él se deben llevar a cabo.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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