Y tú, hombre, no te ofendas al ver que naces en un establo y entre
anima- les, porque no naces más que en la humillación, mientras que antes existías en los abismos. Estos animales van a hacer por ti lo que tú deberías haber hecho por ellos si hubieses conservado tus derechos: van a calentarte con su aliento, como tú deberías haberlos calentado con tu espíritu y haberlos conservado por su carácter y sus formas primitivas. Pero hoy día es tu forma la que te conser- va, mientras que en otro tiempo tú habrías debido conservar tu forma. Irás pronto al templo para recibir la circuncisión y Simeón cantará el cántico de alegría al tomarte en sus brazos diciendo que tú eres un niño nacido para la salvación y para la ruina de muchos.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .