El segundo vehículo de conciencia que debe vivificarse es el cuerpo astral. Cuando durante el

sueño abandona al cuerpo físico y flota en el mundo astral, alcanzada ya su completa organización, la conciencia que hasta entonces ha actuado dentro de él, comienza, no sólo a recibir por su medio las impresiones de los objetos astrales que constituyen la llamada conciencia del sueño, sino también a percibir, mediante sus sentidos, objetos de aquel plano: esto es, comienza a relacionar las impresiones que recibe con los objetos que las producen. Estas percepciones son confusas al principio, como en las primeras percepciones que la mente recibe cuando le sirve de instrumento el cuerpo físico de un niño, las cuales deben corregirse en uno y otro caso por la experiencia. El Pensador tiene que descubrir paso a paso las nuevas facultades de que puede hacer uso mediante este vehículo más sutil, con el cual será capaz de dominar los elementos astrales y defenderse de los peligros de aquel plano. Y no queda abandonado a sus propias fuerzas en este nuevo mundo, sino que seres experimentados en las vicisitudes de la vida astral le instruyen, ayudan y aun protegen hasta que es capaz de valerse por sí mismo. Y así de un modo gradual, llega a adquirir completo predominio sobre el nuevo vehículo de la conciencia, hasta el punto de serle tan familiar la vida en este plano como en el físico.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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