Aquí se presenta al espíritu la descripción del gran vidente cristiano cuando habla de un

arcángel poderoso: “Había un arco iris sobre su cabeza; su rostro se parecía al sol y sus pies a dos columnas de fuego” (I) (Apocalipsis, X- I.) Sus voces son como sonido de profundas aguas, como eco de la armonía de las esferas. Son los guías del orden natural y mandan a legiones inmensas de elementales del mundo astral. De suerte que sus cohortes persiguen incesantemente la obra de la naturaleza con regularidad y precisión infalibles.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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