Que el hombre posee un alma inmortal es una creencia común de la humanidad; a

ésto la Teosofía le añade que el hombre es un alma, y aún más, que toda la naturaleza es consciente, que la inmensa variedad de objetos y hombres no son simples agregados de átomos accidentalmente acumulados, y por tanto sin ley que desarrolle ley, sino que hasta el más ínfimo átomo es alma y espíritu perpetuamente evolucionando bajo el dominio de una ley inherente en todo. La enseñanza Teosófica es idéntica a la de la antigüedad que dice que la marcha de la evolución es el drama del alma y que la naturaleza no existe con ningún otro fin que el de servir para la experiencia del alma.

William Judge . El Oceano de la Teosofia .

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