Uno se pregunta entonces si hay alguna manera de no soñar en absoluto, de modo

que durante el sueño la mente disfrute de completo descanso y llegue a dar con cualidades que no pueden aparecer durante las horas de vigilia. Es un hecho, y no una suposición, teoría, invención o esperanza, que eso es posible sólo cuando uno está completamente despierto durante el día, observando toda actividad del pensamiento, del sentir; despierto a cada motivación, a cada sugestión, a cada insinuación de lo que está muy adentro, profundamente; despierto cuando charla, cuando camina, cuando escucha a alguien, cuando observa su ambición, sus celos, cuando observa su respuesta a la “gloria de Francia”, cuando lee un libro que dice: “sus creencias religiosas son tonterías”; cuando observa para ver lo que está implicado en la creencia.

Jiddu Krishnamurti . El vuelo del águila .

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