Draper reconoce magnánimamente que los antiguos no dejaron de tener algunos conocimientos de óptica, y
dice que las lentes convexas halladas en Nimrod prueban que conocían los instrumentos de amplificación (63). En cambio, otros escritores les niegan rotundamente este conocimiento. Sin embargo, el testimonio de los autores clásicos confirma la opinión de draper, pues Cicerón dice que vio toda la Ilíada escrita en una vitela que arrollada cabía en una cáscara de avellana. Además, Plinio asegura que Nerón llevaba un anillo con un cristalito a cuyo través veía desde lejos a los gladiadores. Mauricio poseía un instrumento llamado nauscópito con el cual columbraba las costas de África desde el promontorio de Sicilia. Wendell habla de un amigo suyo que tenía una sortija antiquísima con la imagen de Hércules tan minuciosamente esculpida, que con lentes de aumento se distingue el entrelace de los músculos y se pueden contar los pelos de las cejas. Rawlinson tenía una piedra de unos cinco centímetros de largo por dos de ancho, en que estaba grabado un tratado de matemáticas cuyo texto era imposible leer sin lentes. En el museo Abbott se conserva un anillo procedente de Cheops, que según cómputo de Bunsen data del año 500 antes de J. C., y cuyo sello, del tamaño de un cuarto de dólar, tiene un grabado imperceptible a simple vista. También hay en Parma la piedra de una sortija perteneciente a Miguel Ángel, con un grabado de dos mil años de antigüedad, en que valiéndose de poderosas lentes se distinguen siete figuras de mujer. Todos estos hechos nos ponen en la alternativa de acusar de mendaces a los autores o reconocer que los antiguos conocían la óptica algo más de cuanto pudiera presumirse y que, como dice un notable crítico, el microscopio moderno es hermano menor del bíblico. Por lo tanto, en contra de la opinión que Fiske expone al criticar la ya citada obra de Draper, creemos que el único defecto de este autor estriba en mirar la historia a través de lentes inapropiadas, pues mientras echa mano de las convexas para descubrir el ateísmo del pitagórico Giordano Bruno, se vale de las cóncavas para explorar la sabiduría de los antiguos.
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .