El materialista, incluso el ateo, si existiese, no podría invalidar este princi- pio, ya que,

aun admitiendo lo que ellos mantienen, es decir, que todo es mate- ria, no sería menos cierto que nosotros seríamos imperecederos como esta materia que ellos quieren hacer eterna e inmortal y, en definitiva, como esta materia a la que ellos quieren hacer Dios y de la que nosotros seríamos siem- pre una modificación necesaria, porque lo que es eterno no puede tener cam- bios que sean pasajeros.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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