¿Habréis observado como los estanques y las aguas tranquilas, bajo un cielo completamente despejado reflejan

toda leve sombra, cada ave que por allí pasa, cada nube impedida por la suave brisa? De repente llega un menudo insecto, perturba la tranquilidad del agua y se desvanece la visión. El menudo insecto en la superficie del agua perturba toda la belleza del mundo; pero cuando se marcha el insecto vuelve una vez más la tranquilidad, la calma, la perfecta pureza del reflejo. Debéis apartar este menudo insecto; lo habéis de matar sin compasión; es el separado yo. Mientras podáis reflejar con certidumbre, con el conocimiento de que vuestro reflejo es tan perfecto como el mismo Reino, mientras vosotros mismos seáis este reflejo, ningún insecto ni viento pasajero agitará las tranquilas aguas de vuestra vida. Sólo podréis reflejar la pureza de este Reino cuando halléis vuestro verdadero Yo, cuando viváis eternamente en vuestro Reino y sea Él vuestro eterno Compañero.

Jiddu Krishnamurti . El Reino de la Felicidad .

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