Había una vez un rey que tenía tres hijos. Con el deseo de determinar la
aptitud de cada uno de ellos para el trabajo potencial de gobernar el país, dio con una extraña prueba. El rey ordenó a sus hijos que le acompañasen, con arcos y flechas, a cabalgar por el campo. Se pararon en un lugar junto al camino, cerca de un campo abierto, y el rey señaló a un buitre que había en la rama de un árbol, fácilmente al alcance de sus flechas. «Quiero que dispares a ese buitre», le dijo el rey a su hijo mayor. «Pero primero dime, ¿qué ves?» Dubitativo, el príncipe replicó: «Pues veo hierba, las nubes, el cielo, el río, un árbol y...» «¡Suficiente!», dijo el rey, y le hizo señas a su segundo hijo para que se preparase para disparar. Cuando iba a hacerlo, su padre dijo de nuevo: «Primero dime, ¿qué ves?» «Ah, veo los caballos, el terreno, un campo de trigo, y un viejo árbol muerto con un buitre sobre él», respondió el joven. «No te molestes en dispararle», dijo el rey, y volviéndose a su hijo menor, le ordenó que disparase al buitre, y volvió a repetir la pregunta: «Primero, ¿qué ves?» El joven respondió deliberadamente, sin apartar la vista ni un instante de su pretendida víctima mientras tensaba la cuerda del arco y apuntaba la flecha: «Veo», dijo, «el punto en que las alas se unen al cuerpo...». Y el joven soltó la flecha y el pájaro cayó al suelo. El tercer hijo fue nombrado rey.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .