Ideas análogas pueden aplicarse a todas las formas, no sólo a la del cuerpo físico

humano; a formas de gobierno, de religión, de ciencia y de filosofía, y su actuación en forma peculiar e interesante puede verse en este ciclo en que vivimos. Todo se halla en estado de flujo. Cambia el antiguo orden y está en marcha un período de transición; en toda corriente de pensamiento se desintegran las viejas formas, pero únicamente para que la vida que les dio el ser, pueda liberarse y construir para silo que será más satisfactorio y adecuado. Tomemos, por ejemplo, la vieja forma religiosa de la fe cristiana; quisiera que no me interpreten mal, por¬que no trato de demostrar que es inadecuado el espíritu del cristianismo ni que sean erróneas sus bien comprobadas y experimentadas verdades; Tan sólo trato de señalar que la forma por cuyo intermedio trató de expresarse ese espíritu, ha servido su propósito y constituye una limitación. Las mismas grandes verdades y las mismas ideas fundamentales requieren un vehículo más adecuado a través del cual actuar. Los pensadores cristianos en esta época, deben dife¬renciar cuidadosamente entre las vitales verdades del cris¬tianismo y la cristalizada forma teológica. El impulso vi¬viente fue dado por Cristo. Enunció esas grandes y eternas verdades y las envió para adquirir forma y satisfacer la necesidad de un sufriente mundo. Fueron limitadas por la forma, y sobrevino un largo período en que esa forma (dog¬mas y doctrinas religiosas) creció gradualmente y se confi¬guró. Transcurrieron siglos durante los cuales la forma y la vida parecieron estar mutuamente adaptadas, y los ideales cristianos se expresaron por medio de dicha forma. Ahora ha llegado el período de cristalización, y la conciencia cris¬tiana en expansión halla inadecuadas y restrictivas las limi¬taciones de los teólogos. La gran trama de dogmas y doctri¬nas erigida por los eclesiásticos y teólogos de las edades, debe inevitablemente desintegrarse, pero sólo con el fin de liberar la vida interna y construir un mejor y más satisfactorio me¬dio de expresión y así estar a la altura de la misión para la cual se la envió.

Alice A. Bailey . La Conciencia del Átomo .

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