Los primeros prevaricadores hicieron morir a la muerte al primer hombre enviado para regenerarlos; le

hicieron morir a la muerte porque, al no ser materia, no podía morir de otra forma. Los judíos han dado muerte al reparador que venía a salvarlos; pero no le han hecho morir a la muerte, porque estaba por encima del pecado; pero tú, hombre nuevo, a quien el reparador acaba de conceder el poder sacerdotal para inmolar la victima, no pierdas un instante para ejercer tu ministerio. Ves que los primeros prevaricadores han hecho morir a la muerte al primer hombre enviado para regenerarlos. Es preciso, por tanto, que tú mueras a la muerte por segunda vez, si quieres pagar el tributo de la justicia y si quieres entrar en la vida de tu espíritu, sin esperar ni siquiera la muerte de tu cuerpo, que debe estar en verdad siempre preparada y resignada por tu parte; pero no debe ser voluntaria, pues la del cuerpo del reparador lo ha sido y no es tu cuerpo el que ha pecado.

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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