El ego siempre ansia atención. Subhuti era tan silencioso... Su deseo de atención había desaparecido.
Y en el momento en que desaparece el deseo de atención, toda la política desaparece de tu ser. Entonces eres religioso. Entonces te sientes perfectamente a gusto con tu nadiedad. Entonces vives una vida totalmente diferente. Entonces vives tan silenciosamente que no montas ningún alboroto, que no causas ninguna perturbación, que vienes y vas como si nunca hubieras venido y nunca te hubieras ido. Era y sin embargo, no era... De hecho, en el momento en que eres realmente, desechas todas las ideas de tu ego. La gente carga con la idea del ego porque no es. Intenta comprender esta paradoja: los que no son, hacen alarde de sí mismos; tienen que hacer alarde, tienen que demostrarle al mundo. Están actuando constantemente. Saben que si no actúan no son nadie. Tienen que actuar, tienen que gritar, tienen que hacer ruido, tienen que forzar a los demás a que se fijen en ellos. Los Adolf Hitlers y los Genghis Khans y los Tamerlanes y todo el montón estúpido de políticos a lo largo de los tiempos lo único que han estado haciendo es que se fije en ellos más y más gente. Éstas son las personas que no son. Las personas que son están tan contentas con su ser que ¿qué les importa si alguien se fija en ellas o no? Son mucho para sí mismas, suficientes en sí mismas. De manera que ésta es la paradoja: el hombre que no es intenta, finge que es mucho, alguien especial, y el hombre que es no finge, no hace alarde, se vuelve una existencia muy silenciosa. Existía como una ausencia... Y solo en la ausencia surge la presencia real: desaparece la persona pero surge la presencia. Se había disuelto lentamente y había desaparecido como persona, y cuando sucede eso, cuando sucede ese milagro, la ausencia misma se convierte en una presencia radiante. Subhuti también estaba sentado bajo un árbol, ni siquiera meditando; otros estaban meditando, él estaba simplemente sentado allí sin hacer nada. Ésa es la forma más elevada de meditación. Hacer meditación es ser solo un principiante. El principiante tiene que hacer la meditación. Pero alguien que ha comprendido la meditación ni siquiera puede pensar en términos de hacer, porque en el momento en que haces algo estás agitado, en el momento en que haces algo estás tenso, en el momento en que haces algo vuelve a entrar el ego por la puerta de atrás, porque con el hacer llega el hacedor. La meditación es un estado de no-hacer. Ciertamente, al principio tienes que hacer; pero poco a poco, según la meditación va haciéndose más profunda, surge el entendimiento: el hacer desaparece. Entonces la meditación es ser, no hacer. Hacer forma parte del mundo de tener. Hacer es otro aspecto de tener. Tienes que hacer si quieres tener; si quieres tener tendrás que hacer. Y millones de personas permanecen en el mundo de hacer y tener. Más allá de estas dos cosas hay otro mundo, el mundo de ser, en el que no tienes nada y tampoco eres un hacedor; todo está absolutamente silencioso, todo es absolutamente pasivo, ni siquiera una onda. De modo que no estaba haciendo meditación, recuerda. Simplemente estaba sentado sin hacer nada, y entonces, de repente, empezaron a caer flores a su alrededor. Y no eran flores corrientes, no eran de este mundo, de la Tierra, no estaban cayendo de los árboles. Estaban cayendo del cielo, de ninguna parte, llovidas del cielo. Nunca había visto semejante belleza ni semejante frescor ni semejante fragancia. Eran las flores del más allá, Flores Doradas. Naturalmente, estaba sobrecogido y admirado. Y entonces oyó a los dioses susurrándole: «Te alabamos por tu charla sobre el vacío...» Ahora estaba realmente perplejo: «¿Charla sobre el vacío? Pero yo no he hablado del vacío», dijo Subhuti. «No has hablado del vacío, no hemos oído el vacío», respondieron los dioses. «Esto es el vacío verdadero.» Y cayeron flores sobre Subhuti como lluvia.
Osho . El Secreto de los Secretos: Charlas sobre el secreto de la Flor Dorada .