Recordaré a los estudiantes que en los tres puntos siguientes, relacionados con la transferencia de
energía, debe tenerse en cuenta: 1. Que debe hacerse una transferencia de energías desde los centros inferiores a los superiores; esto generalmente se efectúa en dos etapas, que se llevan a cabo dentro de la personalidad, y van paralelas a la transferencia de la energía espiritual desde el depósito de fuerza denominado alma, al hombre en el plano físico. Esto es posible cuando el hombre realiza la transferencia necesaria dentro de sí mismo, y tiene lugar en el transcurso del proceso evolutivo o puede acelerarse por el entrenamiento forzado, impartido a los discípulos en todos los grados. 2. Que dentro de este campo principal de actividad se deberán realizar las siguientes transferencias: a. La energía del centro en la base de la columna vertebral (el órgano de la voluntad personal) debe ser elevada por la columna vertebral hasta el centro coronario, por medio del centro ajna. b. La energía del centro sacro (que rige la vida sexual y los órganos de la creación física) debe ser elevada al centro laríngeo, el cual se convierte en órgano de actividad creadora que no es de naturaleza física. c. La energía del plexo solar (el órgano del deseo personal autoconsciente) debe ser elevada al corazón y allí trasmutarse en servicio grupal. 3. Que dichos centros se desarrollan y se ponen en actividad en tres etapas y así progresivamente condicionan el aspecto externo de la vida de un hombre: a. El período en que los centros están activos sólo en forma indolente y semialetargada; las fuerzas que los componen y expresan se mueven lentamente con ritmo pesado e inanimado; la luz que se percibe donde hay un centro es tenue; el punto de potencia eléctrica en el centro ("el corazón del loto o chakra", el eje de la rueda, como se lo denomina esotéricamente en la enseñanza oriental) está relativamente pasivo. Afluye al centro la suficiente energía para la conservación de la vida, el buen funcionamiento de la naturaleza instintiva, juntamente con la tendencia a reaccionar en forma vacilante e ignorante, al estímulo proveniente del plano astral, a través del cuerpo astral del individuo. b. El período en que tiene lugar la definida elevación e intensificación de la fuerza. La luz de los centros es más brillante y el centro del plexo solar, en especial, se hace muy activo. Pero, la verdadera vida del hombre todavía está enfocada debajo del diafragma. Los centros que se hallan arriba del mismo están oscurecidos, apagados y relativamente inactivos; sin embargo el punto en el centro es más eléctrico y dinámico. En esta etapa el hombre es el ciudadano inteligente común, controlado predominantemente por su naturaleza inferior y sus reacciones emocionales, y emplea la mente que posee para satisfacer sus necesidades. Sus centros reciben principalmente fuerzas provenientes del astral y del físico, y sólo ocasionalmente responde a impactos mentales. c. El período en que se realiza la primera transferencia. Podrá durar mucho tiempo y abarcar varias vidas. Los centros debajo del diafragma están totalmente despiertos; su actividad es enorme; su luz es vívida; su interrelación es real y de tal magnitud que se ha establecido un campo magnético completo, involucrando toda la zona debajo del diafragma, y llega a ser suficientemente poderosa como para extender su influencia arriba de éste. El plexo solar se convierte en el órgano dominante en lugar del centro sacro, que durante tanto tiempo ha determinado la vida de la naturaleza animal. Se transforma en el receptor de las corrientes de energía que vienen de abajo, absorbiéndolas e iniciando la tarea de desviarlas y transferirlas a los centros superiores. El hombre se convierte ahora en un aspirante y ciudadano altamente inteligente. Es consciente de la dualidad de su naturaleza, de lo que está abajo y de lo que se halla arriba, como se dice comúnmente, y está ya preparado para hollar el Sendero de Probación. d. El período en que continúa la transferencia. Las fuerzas del sacro son conducidas a la garganta y las fuerzas del plexo solar al corazón. Esta última transferencia se hace todavía en tan ínfima medida que su efecto es casi nulo. Este período es extenso y muy difícil. Hoy la mayoría de las personas atraviesan los períodos c y d, preparatorios para la manifestación de la vida mística. e. El período en que los centros cardíaco y laríngeo se ponen en actividad. El hombre es un creador inteligente en una u otra línea y va siendo lentamente consciente del grupo. Sin embargo, sus reacciones tienen aún un móvil egoísta, aunque al mismo tiempo está sujeto a los ciclos de visualización y períodos de esfuerzo espiritual. La vida mística lo atrae definidamente y se va convirtiendo en un místico. f. Se inicia el segundo período de transferencia y el centro ajna, que rige a la personalidad integrada, se hace activo y dominante. La vida de los sentimientos y del esfuerzo místico, en ese momento, puede disminuir momentáneamente su expresión y ser reemplazada por las fervorosas y vehementes disciplinas, la integración, las ambiciones, los objetivos y las expresiones personales. Éste es un cambio correcto y bueno, pues tiende a completar el desarrollo. Es momentáneo, pues el místico todavía se halla latente detrás de las actividades externas y de los inteligentes esfuerzos mundanos, y volverá a surgir nuevamente para realizar un esfuerzo vital cuando controle y se haya despertado plenamente la naturaleza mental, haya saciado el deseo de la satisfacción mental y "el hijo de Dios esté preparado para resucitar y entrar en la casa del Padre". Durante este período, el hombre inteligentemente creador y poderoso llega al cenit de la vida personal. Los centros debajo de la cabeza están activos y funcionando, pero los centros debajo del diafragma se subordinarán y serán controlados por los que están arriba. Entonces estarán sujetos a la voluntad condicionadora del hombre, quien es regido a su vez por la ambición, la eficiencia intelectual y esa forma de trabajo grupal que tiende a expresar la potencia de su personalidad. El centro ajna está vívido y potente, el centro laríngeo intensamente activo y el centro cardíaco va despertando rápidamente. g. El período en que el centro más elevado de la cabeza es puesto en radiante actividad. Esto ocurre como resultado de la elevación (en forma nueva y más potente) del instinto místico, y se produce cuando existe también un acercamiento inteligente a la realidad. El resultado es doble: 1. El alma comienza a derramar su energía dentro de todos los centros etéricos y vitales por medio del centro coronario. 2. El punto en el corazón de cada centro entra en su primera y verdadera actividad; llega a ser radiante, brillante, magnético y poderoso, en tal forma, que "oscurecerá la luz de todo lo que lo circunda".
Alice A. Bailey . El Sexo .