De ahí que la misma idea sea apreciada diferentemente por un indo, un inglés, un

español o un ruso. Las concepciones fáciles para uno son casi inabordables para otro. Estamos todos dominados por nuestra atmósfera nacional, es decir, por esa porción del mundo astral que más inmediatamente nos rodea. Los pensamientos de los demás, vaciados así en el mismo molde, obran sobre nosotros y provocan vibraciones sincrónicas, refuerzan los puntos de concordancia que nos rodean y afinan y suavizan las divergencias. Esa influencia continua, sufrida por medio de nuestro cuerpo astral, nos imprime el sello nacional y traza en nuestras energías mentales los canales por donde se deslizarán más fácilmente.

Annie Besant . La sabiduría antigua .

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