Vemos, por lo tanto, que así la antigua como la moderna sabiduría, los vaticinios y
la ciencia corroboran unánimemente las enseñanzas cabalísticas. En las indelebles páginas de la luz astral se estampan nuestros pensamientos y acciones y aparecen delineados con pictórica vividez, a los ojos del profeta y del vidente, los acontecimientos futuros y los efectos de causas echadas hace tiempo en olvido. La memoria, cuya naturaleza funcional es desesperación del materialista, enigma para el psicólogo y esfinge para el científico, es para el estudiante de filosofía antigua la potencia compartida con muchos animales inferiores, mediante la cual, inconscientemente, ve en su interior iluminadas por la luz astral las imágenes de pasados pensamientos, actos y sensaciones. El estudiante de ocultismo no ve en los ganglios cerebrales “micrógrafos de lo vivo y de lo muerto, de lugares en que hemos estado y de sucesos en que hemos intervenido” (20), sino que acude al vasto receptáculo donde por toda la eternidad se almacenan las vibraciones del cosmos y los anales de las vidas humanas.
H.P. Blavatsky . Isis sin Velo. Tomo 1 .