El niño que está en la cuna no conoce la mano que lo cuida y

los pechos que lo amamantan. A pesar de su debilidad y de su ignorancia, no está abandonado y no le falta de nada. ¿Podríamos estar nosotros más abandonados que él? No rechaza la mano que lo cuida ni el pecho que lo amamanta. No necesitamos más ciencia que la que él tiene. Por eso es por lo que escribe: «Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Todo el que se humille y se haga pequeño como este niño, será el más grande en el reino de los cielos, y todo el que reciba en mi nombre a un niño, como acabo de decir, es a mí a quien recibe».

Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .

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