Es a ti concretamente a quien está reservado el verlo en su gloria: no en
una gloria terrestre y humana, como la ignorancia y la concupiscencia no ce- san de hacerte ver, sino en la gloria del espíritu, de la palabra y del poder, porque, gracias a estos caracteres divinos, tú has sido el primero en conocerlo, entre todos los pueblos de la tierra, y es una ley ineludible que las cosas aca- ben por donde han empezado.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .