Yo soy la verdadera viña y mi padre es el viñero. Me cortará todos los
sarmientos que no den fruto y preparará los que tengan fruto, para que den más aún. Lo que hace el reparador en toda la familia humana lo hace el espíri- tu en nuestro hijo espiritual, para darle una constitución sana y robusta y para hacer que produzca numerosos frutos, y, a su vez, este hijo espiritual debe hacerlo en nosotros con todo nuestro ser. Pero este hijo espiritual es nuestra verdadera viña, cuyos sarmientos son nuestras facultades, lo mismo que todo nuestro ser es un sarmiento de la viña universal o del reparador eterno.
Louis-Claude de Saint Martin . El Hombre Nuevo .